El
día 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, la Guardia Civil honró al
Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela con el Tricornio de Honor.
Extrañamente, este hecho pasó desapercibido para un importante medio de
comunicación afín a UPN y no lo mencionó en el reportaje sobre la celebración
de la Benemérita. Y no es lógico ni normal que gentes afines a la derecha
regionalista navarra resten valor al mérito que manifiesta tal distinción
honorífica. Esta omisión consciente o inconsciente del reconocimiento debido a
nuestro arzobispo, que también fue arzobispo castrense, con lo que ese cargo
significa en esta tierra, donde los militares y los guardias civiles y otras
policías sufrían atentados brutales, donde los radicales tomaron un
protagonismo desmedido con el movimiento de la Insumisión a la mili y el MOC
mientras los militares españoles arriesgaban sus vidas en la misión de paz en
la exYugoeslavia, muestra que la derecha navarra se encuentra en un estado
pésimo, tal vez peor que nunca, lo cual no puede dejar de ser motivo para una
profunda reflexión que deberá arrostrar cuanto antes si de verdad pretende
volver a ser alternativa de Gobierno.
Y
UPN es un partido necesario. Por la educación recibida y por pertenecer a la
clase trabajadora mi familia, así como por haber nacido y crecido en Bizkaia, he
estado muy alejado de posiciones políticas como las de UPN, lo que
indudablemente se ha manifestado en muchos de mis artículos en prensa, pero siempre
he considerado que el pluralismo político es una virtud ineludible del Estado
de Derecho y democrático, y ahora no puedo dejar de darme cuenta de que la
alternancia política es positiva y saludable. No es que lo que yo opine tenga
ninguna trascendencia, porque no la tiene, pero siempre he pensado que
propuestas que se escuchan con harta frecuencia sobre que habría que ilegalizar
a Vox, al PP o a la derecha regionalista demuestran escaso nivel intelectual o
nula cultura democrática por parte de quienes las formulan. Y, por lo tanto,
considero necesario que los ciudadanos nos posicionemos en este sentido a favor
del derecho del regionalismo navarro a defender sus ideas y a gobernar. Lo
mismo podría decirse en cuanto a los postulados de la Iglesia católica,
institución que recibe unos ataques desmedidos y hasta irracionales por parte
de un sector social muy amplio, que incluye de forma destacada al mundo de la
cultura.
La
Guardia Civil es un cuerpo policial militarizado que combate contra el crimen
organizado de forma eficaz y disciplinada. Ovejas negras hay en todas partes,
pero es indudable que el servicio que ofrece la Benemérita a la sociedad
española es impagable. Hasta el abertzale más recalcitrante la llamaría en el
caso de sufrir un delito grave. Y la labor diocesana del Arzobispado de
Pamplona y Obispado de Tudela aporta en la misma dirección de lucha contra el
mal y la injusticia un legado magnífico. Verbigracia, el fin de ETA como
organización terrorista tuvo como causa el agostamiento de su actividad
criminal gracias a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Fue la
Policía y la Guardia Civil los que derrotaron a la Bestia. Ahora bien, sin el
concurso de la Iglesia y de ciudadanos cristianos, muchas veces anónimos, que
arriesgaron e incluso dieron su vida para combatir esa lacra, nunca se hubiera
encontrado la solución para derrotar a ETA. Y ese dar la vida por una causa
noble y estando en la verdad solamente se puede efectuar si se posee una fe
poderosa en Dios y en Jesucristo. De ahí que el Tricornio de Honor represente
la dignidad de una Iglesia y de un Arzobispo que han cumplido inteligente y
fielmente su misión. Muchas gracias, monseñor. Que Dios le bendiga.
Enhorabuena.
Publicado en Plaza Nueva,
el semanario digital
de la Ribera de Navarra: